martes, 1 de agosto de 1995

Por un cambio de gestión en la empresa pública

Artículo de opinión del autor publicado en el diario "Expansión"

El fallo en la actualidad radica en la gestión, al haberse mantenido invariablemente el mismo mode­lo durante cuarenta años. Es necesario un cambio adaptado a los nuevos tiempos, que demuestre que la empresa públi­ca puede ser bien gestionada. Para ello, ciertas reglas deberán tenerse en cuenta.  Algunas de las cuales son:

  • La empresa pública debe ser dinámica. Cuando no se justi­fique por razones estratégicas, debe privatizarse. De igual modo, cuando se den éstas razo­nes deber estar presente, aunque no de forma exclusiva. Lo que hoy es estratégico, puede dejar de serlo al cabo de un tiempo, y viceversa.
  • La empresa pública nunca tie­ne que sustituir la iniciativa privada, sino acompañarla o complementarla. En los sectores en que no sea competitiva y no se justifique estratégicamente, la empresa pública no tiene razón de existir. Hay que abandonar las industrias obsoletas, y des­tinar los recursos a la creación y potenciación de las industrias en que se pueda ser competitiva, y donde se pueda crear empleo estable y rentable (como una de las vías para disminuir ese paro estructural, muy por encima la media europea, que permanentemente man­tiene España).
  • Dar autonomía a las empresas en las decisio­nes, y dividir los grupos en áreas especializadas por actividades. Las cabe­ceras deben ser muy redu­cidas y altamente especializadas. No se pueden mantener invariablemen­te las mismas estructuras arcai­cas, durante años y años.
  • Para evitar una menor eficacia, lo público debe competir en igualdad de condiciones en el mercado que lo privado. Las empresas públicas no deben de tener financiaciones preferen­ciales, ni vender productos en un mercado regulado, ni depen­der de los presupuestos del Esta­do. Así estarán sometidas al mismo riesgo de quiebra que las privadas (salvo en aquellas declaradas de interés estratégico que habrán de constituir la excepción, pero a cambio deberá ser altamente supervisada la gestión).

Criterios empresariales 

  • Actuar siempre con criterios empresariales, profesionalizan­do y no politizando la gestión pública. Los gestores deben tener un perfil de profesiona­lidad, eficacia y de adecuación al puesto. Es necesario cubrir el gran déficit de directivos en el sector público espa­ñol (actualmente son cuadros poco cualificados en administración de empresas, y solamente algunos están preparados coin­cidiendo generalmente con aquellas rentables.
  • Homologar las retribuciones de los directivos públicos a las del mercado, y garantizar su continuidad mediante contrato por un plazo máximo de cuatro a cinco años. Si al cabo del mis­mo resultan eficientes debe pro­cederse a su renovación, y en caso contrario prescindirse. La situación actual fomenta la permanencia de los más ineficaces, que impiden que nazcan nuevos valores al producir el efecto "tapón”. Eliminan con ello, el otro factor fundamental en la vida empresarial, las promociones internas.
  • Para ganar en agilidad deben eliminarse el conformismo y la burocracia, así como el amiguismo y la antigüedad como únicos valores para acceder a puestos relevantes de la empresa públi­ca (su estatuto, es el gran asig­natura pendiente del Gobierno desde 1982).   
  • Provocar competitivi­dad y tareas de interés entre los empleados públicos, con actualización permanente, buen ambiente de trabajo, y un funcionamiento dinámico con posibili­dades de intercambios internacionales.

Empleo estable

De lo que se trata es de no mantener empleo subsidiado, sino de crear empleo estable bien retribuido y forma­do. Necesitamos un cambio industrial y una readaptación de la empresa pública para que ésta sea gestionada adecuadamente. Además, los trabaja­dores y los empresarios debemos tener garan­tías de que no perde­remos con una recon­versión económica pro­funda y realista. Personalmente creo que, tan importante es definir el tamaño desea­ble del Estado como de gestionar el mismo ade­cuadamente.