lunes, 5 de marzo de 2001

Puertos: realidad y deseos

Artículo de opinión del autor publicado en el "Diario de Ferrol"

Los políticos creen haber encontrado el dorado de los votos, prometiendo en cada pueblo y ciudad innumerables obras. En la inmensa mayoría de los casos son sólo proyectos sobre el papel, ya que la realidad es tozuda y divergente con los deseos. Así, en la actualidad tenemos el “boom “ de los proyectos de puertos exteriores. Es verdad que la falta de superficie portuaria se ha convertido en uno de los principales handicaps de algunos de los puertos españoles a la hora de afrontar su crecimiento, pero la teoría de la complementariedad del sistema portuario se ha mostrado inexistente. No hay una planificación centralizada que coordine las necesidades globales del panorama nacional. El papel del ente Puertos del Estado es de una cierta inutilidad, y por ende del propio Ministerio de Fomento.

En los últimos años han florecido a lo largo del país innumerables puertos exteriores. Su desarrollo solo está justificado por el mercado potencial, y este es limitado. Existen proyectos de puertos exteriores en Ferrol, A Coruña, Pasajes, Algeciras, Alicante, Castellón, Gijón, etc. Si comparamos el volumen que mueve la totalidad del sistema portuario español con los crecimientos previstos, las cifras no cuadran. El mercado está creciendo al ritmo de un 8,32% en contenedores y un 3,38% en otras cargas, frente a un 13,3% y 9,93% en el resto de la UE. Si todos los proyectos de puertos exteriores se llevan a cabo, además de las ampliaciones previstas, la pregunta surge de inmediato: ¿tantas inversiones para mover qué?. Fomento debería poner coto a tal desaguisado y frenar tanta promesa de recintos logísticos marítimos, aún a riesgo de fuertes criticas.

Por el contrario debería plantearse una clara política interoceánica. Los únicos puertos interoceánicos (más bien pequeños) que existen en España son Barcelona, Algeciras y Valencia. Ha desaparecido del mapa como puerto interoceánico el puerto de Bilbao, porque en las rutas marítimas internacionales ya no cuenta. Las grandes navieras mundiales prefieren utilizar otros como Hamburgo, Le Havre, Rotterdam, etc. No escalan en Bilbao porque no tiene la suficiente masa crítica (mercancías) y tampoco está en las principales rutas de navegación. Fue un error de los políticos franquistas, cuando desecharon un gran puerto en Galicia para construirlo en el País Vaco. Durante los últimos años de la dictadura y los primeros de la democracia, la actividad del puerto bilbaíno ha sido mantenida artificialmente. Pero desde el principio se sabía que el mercado acabaría desplazándole, porque una decisión política no puede crear donde no hay condiciones.

Sin embargo, no existe ningún puerto español apto para transbordos. Solamente el de Algeciras en la entrada del Mediterráneo, pero éste es una terminal casi exclusiva de la compañía Maersk. La naviera China Shipping será la primera en operar con 9.800 TEUs, y otros gigantes navieros ya anuncian buques de más de 12.000 TEUs. Cuando estén operativos no podrán escalar en ningún puerto español por problemas de calado, y en Europa solamente en Rotterdam. 

España necesita una terminal generalista en la que las compañías puedan intercambiar sus cargas (y así absorber parte de la demanda de transporte de mercancías, que crecerá un 40% en los próximos 10 años), esté en las principales rutas de navegación, y disponga de un amplio calado. Así nuestro país podrá abaratar el transporte de sus productos, y tener una importante actividad portuaria que le dé peso en el panorama marítimo mundial. Y esa posibilidad solamente existe en la Ría de Huelva y en la Ría de Ares. La primera con el inconveniente de remansar mucha arena, lo que obligaría a un costoso dragado cada cuatro años. La segunda con la bisoñez de Fomento y los políticos coruñeses y ferrolanos (por cierto, el TAV a Ferrol sólo es rentable si se construye el superpuerto). Puede que se repita la historia, y cuando la realidad se imponga sea demasiado tarde.