martes, 8 de febrero de 2011

Justificación del proyecto Ártabros

Publicado en la revista "PUERTOS Y NAVIERAS"

 

El proyecto del puerto Ártabros nace con el propósito ayudar a solucionar dos de los grandes problemas de Galicia: las continuas catástrofes marítimas ocurridas en sus costas y el retraso socioeconómico de todo el noroeste peninsular.

 

Cada año se producen, como media, unos 25 accidentes de petroleros en el mundo. Alrededor de un 10% de los más de cinco millones de t. de hidrocarburos que acaban en los mares proceden de este tipo de accidentes. El 90% del crudo que recibe Europa lo hace por vía marítima, y el mar de Galicia soporta un intenso tráfico marítimo que surca la autopista náutica (la M-30 del Atlántico) que transcurre frente a las costas gallegas. La ubicación geográfica de Galicia hace que esté situada en una posición estratégica y sea punto de paso obligado  para la mayoría de las rutas del tráfico marítimo mundial. De hecho, las autopistas de navegación Este–Oeste y Norte–Sur convergen en la zona. La conjunción de grandes temporales y de una costa recortada con abundancia de acantilados y salientes rocosos, fueron la causa determinante de muchos accidentes.

 

El tráfico marítimo de hidrocarburos en aguas europeas alcanza 800 millones de t. al año. En un 70% se efectúa por alta mar a lo largo de la costa atlántica. Se ha demostrado que existe una correlación entre la edad de los buques y el número de accidentes. De los 77 petroleros perdidos entre 1992 y 1999, 60 tenían más de 20 años. El naufragio de los petroleros Erika (1999) y Prestige (2002) puso de manifiesto las insuficiencias del transporte marítimo de petróleo. La CE reaccionó adoptando una comunicación sobre la seguridad marítima del transporte de petróleo y proponiendo cierto número de medidas encaminadas a reforzar los controles técnicos de los buques. También está previsto eliminar de las aguas europeas, en dos fases según su tonelaje, los petroleros de casco simple, que presentan más riesgos de contaminación en caso de accidente. Estas medidas se complementarán con nuevas propuestas legislativas de la Comisión encaminadas a reformar la vigilancia de la circulación de buques que transportan mercancías peligrosas o contaminantes, así como a ampliar la responsabilidad en caso de accidente.

 

 

Galicia soporta el 60% de los vertidos graves de la península Ibérica, porque desde 1965 se han expulsado al mar casi 350.000 t. de residuos frente a sus costas.  Por el Corredor del Noroeste pasa más del 30% del comercio mundial y más del 88% del europeo, es decir más de 45.000 buques/año, siendo un 28,5% (34 buques/día) de mercancías peligrosas. En los 32 años que van de 1965 a 2002, las costas gallegas han sufrido once cataclismos, que arrojan una media de un desastre ecológico cada cuatro años. Según la Universidad Politécnica de Cataluña la probabilidad de que ocurran accidentes similares se presenta cada 2,5 años, por lo que Galicia no está a salvo de una nueva odisea. Transcurridos más de ocho años desde de la gran catástrofe marítima europea del Prestige, nada o casi nada ha cambiado. 

 

Si sorprendente es que Galicia no haya sabido aprovechar el inmenso volumen de tráfico que pasa frente a sus costas, más sorprendente es que tras tantos accidentes nunca haya construido un puerto refugio. Con posterioridad al siniestro del buque Castor, el Secretario General de la Organización Marítima Internacional sugirió, bajo el interés de la protección de la vida humana y del medio ambiente, la necesidad de organizar y desarrollar lugares, considerados de refugio, donde los buques accidentados o con problemas pudiesen ser remolcados o dirigidos para poder, de una forma más segura y en mejores condiciones operativas, evitar derrames incontrolados o, incluso, llevar a cabo trasvases o reparaciones. Para ello los Estados ribereños que se viesen afectados, de acuerdo a sus respectivos Planes de Contingencias, proveerían la asistencia y medios necesarios según las circunstancias de cada caso.

 

La obligación de crear puertos refugio se planteó en la UE a raíz del Mar Egeo (1992), pero oficialmente fue tras el Erika (2001) cuando la CE contempló oficialmente su conveniencia (paquete de medidas “Erika I y II”). Posteriormente, el Prestige con 80.000 t. de fuel causó una gran catástrofe, pero el impacto de un buque cargado con 300.000 t. sería irreparable. Han pasado ya varios años desde los incidentes de los buques Castor, Erika y Prestige y el desarrollo de la normativa e implantación de los denominados lugares o puertos de refugio sigue aún siendo escasa por no decir nula, por lo que en la actualidad se hace necesario un fuerte y decidido impulso. Esta son las intenciones no sólo de la Organización Marítima Internacional (OMI), sino también de las asociaciones que aglutinan los intereses de los armadores y de la propia UE.