jueves, 1 de enero de 2015

La excelencia universitaria del doctor D. Manuel Casal Pita


Articulo publicado en varias revistas por: Santiago March, profesor interino de la universidad de Harvard

La excelencia universitaria no es sólo cumplir con lo requerido en cada curso, sino que supone la participación activa en actividades empresariales que complementen la personalidad de lo profesores. Se trata no solo de cumplir las labores docentes, sino de complementar la formación académica con la participación de los profesores en actividades relacionadas con la vida empresarial, y a ser posible con el I+D+i. Por desgracia, la universidad española evita la competencia para elegir a los mejores, y apenas utiliza mecanismos limpios. El Ministerio de Educación, calcula que el 73% del cuerpo docente de las universidades públicas y el 87% de las privadas del curso 2013/14, estudió en el centro en el que está contratado. Pero lo más grave es que apenas el 2% de los profesores de todas las universidades tienen contacto con el mundo empresarial. Es decir las universidades españolas viven de espalda al mundo para el cual se supone que le aportan experiencia y formación. España no ha tenido un premio Nobel científico desde hace más de un siglo y el sistema universitario español apenas cuenta con patentes.

En la universidad española lo que cuenta son las lealtades. Según el estudio realizado por Sanz-Menéndez y Laura Cruz, en el 95% de los casos el docente que ganó una plaza ya trabajaba en el centro donde logró un puesto fijo; el 70% no tuvo ningún contrincante. Además, el 69% obtuvo la plaza en la autonomía donde nació. La acreditación de la ANECA tampoco sirve para mucho. Un profesor puede tener años de experiencia profesional y académica, una alta cualificación docente según los alumnos, y haber realizado muchas investigaciones, pero como no sea coincidente con los requisitos anquilosados de la ANECA es como si fuese un novato. Las universidades extranjeras impiden contratar a un doctor propio salvo que haya estado en el exterior, o haya tenido experiencia empresarial, durante al menos tres años. Lanzan a sus doctores a competir en los mercados del mundo y reclutan doctores de fuera para sus departamentos. Parten de la base de que es imposible una universidad de primera si no tiene talento de primera.   


Después de 20 años como profesor de económicas, cansado de tanta endogamia, amiguismo y cuchipanda, nuestro buen doctor D. Manuel Casal Pita (doctor ingeniero naval por la Universidad Politécnica de Madrid), ha dejado de ejercer en la Universidad San Pablo-CEU para dedicarse exclusivamente al mundo empresarial. Seguramente este ámbito ganará mucho con su entera dedicación y el mundo universitario perderá mucho con su marcha. Es una pena que la universidad española deje de contar con un profesor con años de experiencia empresarial, con gran actividad en el campo de la investigación y con unas evaluaciones excelentes por parte de los alumnos, como se puede ver en el cuadro adjunto.

La intención del Ministerio de Educación es dar más importancia a que el aspirante haya trabajado fuera de los campus. La experiencia profesional y el haber aportado conocimiento al sector productivo o a las empresas -factores que hasta ahora apenas cuenta- contarán tanto o más que el haber desempeñado cargos de responsabilidad en la gestión educativa. Los méritos serán la calidad de la actividad investigadora y la calidad de la actividad docente. Y, después, la transferencia de conocimientos al sector productivo y la implicación en empresas de base tecnológica, así como la experiencia profesional, entendida como calidad y dedicación a actividades profesionales en empresas, instituciones, organismos de investigación u hospitales, distintas a las docentes o investigadoras. Este nuevo baremo se inspira en el modelo anglosajón y supone una forma de combatir la endogamia porque seleccionará a los mejores profesores, y ayudará a evitar que personas con pocos méritos designadas a dedo consigan su acreditación.

Un baremo que llega tarde para algunos buenos profesores, aunque nunca es tarde para cambiar la universidad.