La causa principal de pérdidas de buques se debe a inundaciones derivadas de diferentes contratiempos (grieta, colisión, encallamiento, desplazamiento de la carga, explosión interna, fallo estructural, excesiva agua para apagar un incendio, etc.), que provocan la disminución de la estabilidad y/o esfuerzos estructurales que causan su rotura. Los cálculos se realizan manualmente con el auxilio del Libro de Estabilidad, pero sus instrucciones son difíciles de comprender, no contemplan todas las casuísticas, y aportan información escasa, poco clara y útil. Dado que los métodos empleados son simplificados y con grandes márgenes de error, los capitanes se guían por su experiencia e intuición lo que ha provocado numerosos hundimientos.
Los sistemas expertos son sistemas informáticos que eliminan los errores humanos, alertan en tiempo real de las anomalías que puede presentar un buque, y aportan soluciones para corregirlas. Suponen un gran avance ya que realizan los laboriosos cálculos matemáticos de forma casi instantánea y segura: calculan los efectos producidos por las condiciones de carga, actualizan los parámetros de estabilidad, predicen los posibles resultados, y advierten sobre los riesgos que pueden producirse en todo momento. En caso de avería, calculan el daño infligido en la estabilidad y la resistencia que aún conserva el casco, de forma que se puedan tomar rápidamente las medidas preventivas adecuadas.
Son lo más fiable y eficaz que existe para verificar las operaciones llevadas a cabo por la tripulación, o debidas a algún percance. Son “centinelas” que detectan y avisan de cualquier anomalía, porque con la información que les proporciona “on line” los sensores electrónicos analizan continuamente la estabilidad y la resistencia, y son “expertos” porque aportan soluciones para restablecer la normalidad. Así pues, ayudan ante dilemas tales como: ¿se puede resolver el daño con medios propios, o externos?, ¿se hundirá finalmente el barco?, ¿debe prepararse la tripulación para lo peor?, ¿hay que pedir ayuda externa?, ¿mantenerse a bordo resulta peligroso?, etc. Anualmente en el mundo se producen unos 200 accidentes y la mayoría de los barcos implicados aguantan a flote entre 2 y 7 días. Un 90% de los zozobrados se pudieron haber salvado con la ayuda de un computador, incluyendo el Prestige, ya que desde tierra se hubiese evitado la catástrofe.
Aquellos países que exigen sistemas expertos a bordo de los buques han disminuido notablemente sus accidentes marítimos. En septiembre de 2010 ha comenzado a exigirlos Inglaterra, y paradójicamente los buques españoles que recalan en sus costas se están viendo obligados a instalarlos. En nuestro país el Gobierno no ha hecho nada, a pesar de que una empresa española lo tiene registrado desde 1996 y las costas gallegas son las de mayor siniestrabilidad del mundo. En este aspecto, ocho años después del Prestige seguimos igual de indefensos.